jueves, 8 de noviembre de 2007

Al final del dia

Odio la moda que recorre a la ciudad de México de decir para todo "al final del día". En mi curso de política del semestre anterior, tuve un compañero que con su lógica impecable remataba cada intervención diciendo "al final del día...nada se arregla" "al final del día...todo sigue igual" "al final del día...las ganancias son las mismas" aaaarghhhhh!. Lamentablemente de toda la verborrea que soltó durante las sesiones nocturnas, no recuerdo nada mas que su "al final del día". Y para colmo, cerca del cierre de semestre, ya eran varios compañeros mas los que incluian la frasecita en su repertorio y hasta uno que otro profesor, lo que me hace tener un recuerdo no muy grato de dicho curso.


No es la primera vez que odio una de esas frases hechas. Por ejemplo, en los años mozos en que ingrese a la Universidad, tres frases odie como nada: "Es chicle y pega" (refiriendose a acertarle a algo al azar) "esta papita" (denotando la facilidad de lograr hacer algo) y la reina de todas, que todavia hoy me provoca un revolcón estomacal: "te pasas" (nunca la entendi muy bien, te podias pasar de gracioso, de atrevido, de flojo o de cínico). Claro estas tres frases tambien tenian que ver con la entrada a un nuevo mundo en el cual, también existia un lenguaje diferente que como se percibe, no me resulto atractivo en lo mas mínimo. En aquella ocasión le dí una salida amigable, al primero que me exaspero en demasiada, resolví rebautizarlo con el nombre de su frase favorita. Así pues desde entonces mi querido compañero que repetía sin saciar su dichosa frase se le conoce como "El papita".


Pero "al final del día" es una frase diferente. Los que la repiten (incluidos los reporteros de TV Azteca como si algo les faltara para que me cayeran peor) creen que estan argumentando de una forma intachable, cubriendo con un manto de verisimilitud a sus afirmaciones, con una metáfora lograda. Se la escucho continuamente a los abogados, al señor que esta comiendo en la mesa de junto de un restaurante o al funcionario público con quien sostenga algún asunto. La escucho en todos lados y me empieza a irritar seriamente. Me irrita ese tonito con el que la dicen, me irrita la falsedad que encubre cada vez que se menciona, pero sobre todo, me irrita que la expansión que ha logrado se deba precisamente a la nula capacidad creativa del locutor, que además, casualmente siempre tiene cara de pertenencia al grupito social que no soporto de nuestro México querido, en donde la falta de capacidad e interés intelectual, en inversa proporción a su ambición desmedida, hace que se coman la primer cosa que se les presenta con cara de digerible (y que además seguramente piensan que apantallaran a alguien con ella), la adopten como propia y la repitan hasta el cansancio.


Así pues, puedo concluir que al final del día, estuvo papita que la frase "al final del día" se pasará y pues fue chicle y pegó.


Brandon W.



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