domingo, 5 de agosto de 2007

Un poco más


Ayer quedaron algunas palabras por escribir sobre el Córcel Blanco. El Córcel Blanco apareció la primera vez en las calles de Barcelona; en compañía de CC con quien recorrí varias ciudades de Europa, decidimos asentarnos en Barcelona un mes para disfrutar del Mediterráneo, para pasar unas buenas noches en el Rabal y para conocer tantas cosas. No sabíamos lo que nos esperaba. En nuestro bar favorito, más amado del Barrio de Gracia conocimos al Córcel Blanco.


Las noches esperaban sigilosamente para bajar de nuestra posada y después comenzar el descenso hasta el Mediterráneo, la primera escala era nuestro Bar, ahí tomabamos unos vodkas tonics, escuchabamos The Cure, Travis, The Strokes y comenzabamos la aventura del descenso. Las primeras horas eran fenomenales, cruzarse en las calles con gente del mundo entero, celebrar las noches lúdicas de la Festa de Gracia, y después bajar a los barrios populares para finalmente ver el Medi.


En las noches encontrabamos a los amigos viejos de México, felices nos reuníamos en el MAMBA para tomar las cervezas y después dar un giro por el barrio Gótico, miles y miles de historias nos quedan por contar de aquellos encuentros con el Córcel Blanco.
En uno de esos recorridos tuvimos la fortuna de encontrarnos con un grupo de gitanos, quienes tocaron música tan maravillosa que aún retumba en mis oídos. Y el Córcel ahí presente nos anunciaba que esas noches en Barcelona serían unas de las mejores de nuestras vidas.
Ya le he dicho a CC y a Brando que el Córcel es parte de nuestra vida. Y que ahora, una vez reconciliada con él ya no lo abandonaré más. Mantengo la promesa!
Por ahora es todo, aunque aún no termino esta historia
Bren

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